La decisión de elegir un sistema de calefacción alimentado con pellet es inteligente por muchos motivos.
El pellet es económico y tiene un rendimiento muy elevado en términos de duración y calor respecto a otros tipos de combustible.
El pellet no ensucia, no deja polvo o residuos porque es compacto y se vende en cómodos envases herméticos. Cuando se quema deja también pocos residuos de combustión y, gracias a ello, el sistema de calefacción de la estufa funciona siempre de forma excelente y no obliga a sacar continuamente las cenizas del brasero.
Pero sobre todo el pellet es ecológico.
Se realiza sólo con materiales naturales, procedentes principalmente de los descartes de fabricación de la madera. No contiene sustancias químicas y es una fuente de energía renovable que sobre todo ayuda a limitar la explotación de los bosques porque para el pellet se utilizan las virutas y el serrín. Debido a estas características el pellet está considerado una biomasa, con una densidad energética doble respecto a la leña y que produce bajas emisiones de CO2 y NOX.